La lechuza se asoció a la noche y también, por supuesto, a la Luna.
De manera que para los aztecas, así como para los antepasados de la
civilización inca, simbolizaba ''la Casa de la Noche'', mientras que el águila,
su opuesto, representaba ''la Casa del día''. Cuando se representa a una
lechuza como símbolo de adivinación o clarividencia, tenemos que distinguir la
lechuza del autillo. La primera vela por los vestigios del pasado, por
consiguiente, por el conocimiento y el saber ancestrales, los cuales este
animal es susceptible de transmitir a quien le corresponda, mientras que el
segundo tiene el papel de guardián de la noche, que protege al hombre de los
demonios o le advierte si éstos se manifiestan o le ponen en peligro
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