Este lagarto, pese a lo que podría sugerir su nombre, no es un animal
enorme y feroz, sino un lagarto rechoncho, de cola gruesa y patas cortas, con
unas llamativas manchas amarillas o naranjas sobre el fondo negro, que suele
pasar la mayor parte del tiempo escondido en agujeros que excava en el suelo.
Posee unas glándulas venenosas situadas en la mandíbula inferior, con
canalizaciones hacia los dientes, que son estriadas para facilitar la entrada
del veneno en la herida de la víctima. Es por ello que el monstruo de Gila
muerde con fuerza sus presas. Raramente puede llegar a ser mortal para el
hombre. Se alimenta de pequeños vertebrados, huevos, gusanos, insectos y
animales muertos.
Vive en hábitats áridos del sur de los Estados Unidos, los desiertos
de Arizona y Nuevo México. Las altas temperaturas y la escasa humedad que
soporta hace que sea un animal de hábitos principalmente crepusculares y
nocturnos. Pasa la mayor parte del año inactivo, escondido en agujeros, a
menudo madrigueras abandonadas. En verano sale a buscar pareja y lo aprovecha
para comer al máximo acumulando grasa en la cola, lo que le permite sobrevivir
todo el invierno.
Se encuentra catalogado en el apéndice II del CITES.
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