Una de las más bellas leyendas míticas en que aparece o en que se
hace alusión a la paloma es la del diluvio: ''Noé esperó durante siete días más
y soltó a la paloma fuera del arca. La paloma fue hacia él por la noche y he
aquí que traía en el pico un ramo de olivo recién cortado. Noé supo que las
aguas habían disminuido en la Tierra. Esperó aún siete días más y soltó
nuevamente a la paloma; pero ésta ya no volvió''. (Génesis, 8, 10-12.)
Actualmente, la paloma con un ramo de olivo en el pico es todavía un
símbolo de paz. Pero para los autores y redactores del Antiguo y Nuevo
Testamento, a lo largo de los siglos, fue también una representación del alma y
del amor puro y simple, del Espíritu Santo o el Espíritu de Dios. En la
mitología griega representaba a Afrodita-Venus, diosa del amor. Finalmente, en
la Edad media era una representación del alma inmortal y eterna
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