miércoles, 19 de agosto de 2015

Macaco de Berbería


Es la única especie de macaco que habita fuera del continente asiático, ya que su área de distribución se extiende por las regiones montañosas del norte de Marruecos y Argelia, además de la pequeña y famosa población, donde fue introducida por el hombre, que ocupa el peñón de Gibraltar.

Es un primate de tamaño medio, con un pelaje denso de color amarillento, la cara de color rosa y ausencia de cola. Los machos pesan entre 7-12 kg y las hembras entre 5-9 kg. No hay un gran dimorfismo sexual, siendo el macho algo más grande que la hembra.

En su hábitat natural africano se encuentra sobre todo en los bosques montañosos de encinas, robles, abetos y cedros del Atlas, que pueden estar en 1600-2000 m de altitud, pero también se pueden encontrar en zonas arbustivas y acantilados. Es un primate muy adaptable que puede vivir a 40 grados durante los meses de verano y soportar temperaturas bajo cero durante el invierno.

Es omnívoro, se alimenta de fruta, hojas, corteza y pequeños invertebrados en proporciones variables según la época del año, siendo más importante la ingesta de corteza y agujas de cedro en invierno. Forma grupos numerosos de marcada organización social matriarcal.

Con una reproducción estacional, hacen coincidir los nacimientos con los períodos de mayor abundancia de comida, de abril hasta junio. Normalmente las hembras dan a luz una sola cría, y el macho también se encarga del cuidado parental. Alcanza la madurez sexual a los cuatro años y tienen una vida media de unos veinte años.

Desde finales de los años 80 se ha visto que las poblaciones del mono de Berbería en libertad están disminuyendo de forma alarmante. En 2008 pasó de la categoría "Vulnerable" en la lista roja de la UICN, al ser clasificada como "En peligro".

Las principales causas de su desaparición son la destrucción de su hábitat y la interacción con el hombre. La destrucción del hábitat se debe por un lado al aumento de la agricultura y a la fuerte degradación de los bosques por el pastoreo de rebaños de ovejas y cabras, y, por el otro, por el incremento de incendios debido a las fuertes sequías posiblemente debidas al cambio climático.

La interacción con el hombre se debe por un lado a que los habitantes locales consideran los monos como una plaga que compite con los rebaños por el pasto de los bosques y también son cazados para evitar que dañen las cosechas. Por otra parte, está la problemática del tráfico ilegal de crías que entran a Europa para ser vendidas como mascotas. La entrada principal es la frontera española.

Se calcula que la media de individuos extraídos de las poblaciones anualmente es de unos 300, una cifra insostenible teniendo en cuenta que las poblaciones ya se encuentran muy mermadas. Además, estas crías fuera de su entorno natural, pueden llegar a tener comportamientos conflictivos cuando llegan a la madurez, lo que provoca su abandono.



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